Rasta Man @ Kingston

Kingston, Jamaica
Octubre 2010

He abierto mis ojos y mi espíritu a los coloridos de un país, a los contrastes y las ideologías de una cultura diferente que trata de sobrevivir; como cualquier otra. Amarillos alegres, risas abiertas, azules profundos arraigados en lo más profundo de los espíritus jamaiquinos. El azul convive con el amarillo, los rojos se mezclan con las pasiones y los verdes con la multitud de vida variada de las calles de Kingston. Un camino hacia Port Royal, en las afueras de Kingston, por el centro donde el alma de un pueblo muestra sus facetas contrastantes, el día y la noche, la vida que viene y se va tan rápido como se mete el Sol. Fuertes olores a frituras inundan y aturden mis sentidos, el bullicio de la gente taladra en mi cabeza como un pico que tritura la piedra. Grandes muros he derribado y he aprendido a ver con los ojos profundos del ser. Otra imágen opuesta, tres Rastaman sentados al filo de la puerta, viendo los carros pasar, tantas vidas que se cruzan, dentro hay dos ajenas que quieren tener un atisbo a una realidad tan diferente e interesante que no puede ser pasada por alto. El comienzo de un camino con un cruce violento de colores, olores, sonidos y emociones muy fuertes. Esta es una muestra de lo que he conocido en Jamaica.