Abril 2010
Torreón, México
Son las 12:10 am, el gran oceáno negro ha abierto su grandes brazos y me ha rodeado débilmente. De pronto me veo sumergido en un mar salado tan grande que no puedo ver el final, no puedo ver la delgada línea blanca del horizonte. El mar está en calma, demasiada calma, me siento flotar como una burbuja sobre el aire y no sé cuánto he subido ya. Sigo subiendo mesiendóme en las suaves olas negras. Puedo puedo oir los susurros del mundoe exterior, como el sonido del viento moviendo las copas de los árboles.
Son las 12:43 am y de pronto el mar se agita y todo desaparace, el mar se seca y solo queda una burbuja de sal que cae estrepitosamente por la paredes rugosas de una roca y cae como una piedra en la arena.
12:44 am, abro los ojos. Escucho el titileo de una estrella detenida en el firmamento, escucho risas lejanas de tiempos que ya no recuerdo. Todo sigue negro en el desierto y me siento en un mar de sal seco, mis dedos pueden sentir la suave arena fria del desierto en la noche. No hay estrellas brillando, tan solo una titileando, como si no fuera su lugar. No es de este mundo y no entiendo que hace flotando sola en el firmamento. Creo que sigo soñando, pero puedo escuchar perfectamente los sonidos de la noche y sé que ésto no es un sueño. Por fin he despertado. Me levanto y camino. Mis pies se hunden en la arena fria, tan fina que me cuesta arrastrar mi otro pie. Es extraño, el mundo parece haber perdido su color. Es una noche fria y despejada. La estrella titileando me llama, no entiendo, pero camino hacia ella. Siguiendo las risas que cada vez se hacen mas lejanas, perdiéndose tras una colina de piedras y cactus afilados. El camino es difícil pero tengo que seguir adelante ... camino ...
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